¿Es solo una cuestión de estética, o hay algo más detrás del color del judogi?
En el tatami, cada detalle cuenta. El color del judogi, que a simple vista parece un aspecto menor, es en realidad un tema que despierta debate, curiosidad y hasta cierta nostalgia. Para comprenderlo, hay que mirar hacia el origen del Judo, su evolución como deporte y los valores que lo sostienen.
El judogi blanco: símbolo de pureza, humildad y tradición
Desde que Jigoro Kano fundó el Judo en 1882, el uniforme oficial fue el judogi blanco.
El color blanco no fue casual: simbolizaba pureza, honestidad, modestia y limpieza espiritual. En muchas culturas orientales, el blanco representa el comienzo, el vacío que está listo para ser llenado, el lienzo en blanco del aprendizaje.
Para Kano, el Judo era más que una práctica física. Era un camino educativo, moral y filosófico. Y el color del judogi debía estar en consonancia con ese espíritu.
El blanco decía: “no vengo a destacar, vengo a aprender”.
Una vestimanta para igualar a todos
Otro motivo para elegir el blanco fue eliminar distinciones. No importaba si eras rico o pobre, maestro o principiante: todos vestían igual.
Así, el Dojo se convertía en un espacio de igualdad. Donde el respeto y el esfuerzo tenían más peso que el estatus o la apariencia.
El surgimiento del judogi azul: una necesidad moderna
Pero el Judo, como todo arte vivo, y como todo deporte, ha ido cambiando con el tiempo.
En 1997, la Federación Internacional de Judo (IJF) aprobó el uso del judogi azul en competiciones oficiales. ¿El motivo? Facilitar la diferenciación entre los competidores, especialmente para el público y los jueces.
Con el auge de las retransmisiones televisivas, se volvía difícil seguir un combate entre dos judokas vestidos de blanco, sobre todo cuando estaban en el suelo. El azul ofrecía contraste y ayudaba a identificar con claridad qué brazo o pierna pertenecía a quién.
Así nació la obligación: en torneos oficiales, un judoka debe vestir de blanco y el otro de azul.
¿Se aleja el color azul del espíritu tradicional?
Esta decisión trajo consigo cierta resistencia. Algunos practicantes, sobre todo los más tradicionales, vieron el azul como una ruptura con la esencia original del Judo.
El azul es más moderno, más vistoso… pero también puede asociarse (según la interpretación) con arrogancia, protagonismo o deseo de destacar. ¿Se contradice eso con los valores del Judo?
Para mi no. Como toda herramienta, depende del uso y la actitud. El color puede cambiar, pero el espíritu debe mantenerse firme.
El uso del judogi en los Dojos
En entrenamientos, la cosa cambia.
Cada dojo tiene su propia política respecto al color del judogi:
- En dojos tradicionales o vinculados a la Kodokan, solo se permite el blanco.
- En otros, más flexibles, se acepta el azul, especialmente si hay mucha gente y se quiere facilitar la rotación de parejas.
- También es común ver judokas con uno de cada color (blanco y azul) para entrenar indistintamente.
En cualquier caso, el respeto hacia el compañero, el tatami y el maestro está por encima del color que uses.
Blanco o azul: ¿qué elegir?
Depende del contexto:
- Si vas a competir, necesitas ambos.
- Si solo entrenas, el blanco es más que suficiente (y más barato).
- Si tu Dojo lo permite, puedes usar azul para aportar variedad y facilitar la rotación.
Pero si hablamos de significado profundo, muchos maestros siguen recomendando el blanco, sobre todo en las etapas iniciales, como forma de conectar con la raíz del Judo.
Opiniones dentro de la comunidad judoka
La comunidad judoka está dividida entre los más puristas y los más prácticos:
- “El blanco es la esencia. Todos deberíamos usarlo siempre.”
- “El azul es parte de la evolución. No hay que tenerle miedo al cambio.”
- “El color da igual. Lo importante es el Judo que llevas dentro.”
Quizás el mejor enfoque sea el equilibrio: honrar el pasado, pero sin cerrarse al presente.
No es el color, es la actitud
Usar judogi blanco o azul es una elección condicionada por la competencia, el dojo y la práctica.
Pero más allá del color, lo que realmente importa es cómo te presentas en el tatami. Con humildad, respeto, ganas de aprender y el deseo sincero de mejorar cada día.
Porque el verdadero uniforme del judoka no se ve, se siente.